El proceso de normalización según M. Sheriff

Sheriff indagó sobre cómo los miembros de un colectivo social llegan a establecer patrones de juicio comunes y conductas semejantes. Para ello se sirvió de un experimento en el que utilizó el efecto autocinético, una ilusión perceptiva que ocurre cuando, estando en una sala completamente oscura, se concentra la vista en un punto luminoso y la luz parece desplazarse en un curso poco uniforme, generalmente circular alrededor de su posición inicial. En la primera fase del experimento situó a un grupo de personas, individualmente, en una sala oscura con esta ilusión perceptiva y le solicitó a cada uno que indicara en distintos momentos la amplitud del movimiento que percibía. De esta manera, cada sujeto creó su propio patrón de respuestas. En la segunda fase, situó a todo el grupo junto en la misma sala y les hizo la misma prueba. De esta manera, aunque al principio los sujetos daban respuestas muy dispersas, se produjo un proceso de convergencia y las respuestas se fueron agrupando en torno a una tendencia central. El resultado fue un patrón de respuestas muy similar entre todos los sujetos, aunque los patrones individuales de la primera fase eran muy diferentes respecto a éstos. En la tercera y última fase del experimento, Sheriff volvió a pasar la prueba individualmente a todos los sujetos. El resultado fue que cada sujeto mantenía el patrón de respuestas que había adoptado en la segunda fase. Como conclusión, Sheriff distinguió dos tipos de influencia grupal:
  • Por un lado, el grupo ejerce influencia informacional, ya que constantemente corroboramos nuestra información con la suya. De esta manera, si opinamos algo diferente a lo que el conjunto opina, adoptamos su punto de vista para evitar estar equivocados.
  • Por otro lado, ejerce influencia normativa, ya que mantener opiniones diferentes puede afectar a la integridad del grupo y ocasionar rechazo. Para conseguir que nos acepten, tendemos a aceptar como propias sus opiniones.
Estos dos mecanismos de influencia se refuerzan mutuamente. Además, junto a la sumisión ínfima, muestran por qué la sociedad no tiene que ejercer violencia sobre nosotros para que aceptemos los puntos de vista y las normas dominantes.

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